ALBUMES

header ads

La confusiĆ³n uruguaya



Una vez alguien dijo que el Uruguay es un hermoso pais, lastima que esta lleno de uruguayos. Otro dijo, que la mayorĆ­a de los uruguayos son buenos por separado pero que juntos se potencia todo lo malo. Me afilio mĆ”s a este pensamiento, porque mis compatriotas se adaptan en general a mercados exigentes. 

El uruguayo promedio tiene el marote confundido y no sabe a quiĆ©n echarle la culpa de todo. Mejor dicho, si sabe a quiĆ©n culpar , "a los rosados que fundieron al paĆ­s", "a los frentistas que mantienen a los vagos", a Bonomi o a el Maestro TabĆ”rez, lo que no sabe es cĆ³mo solucionarlos o cree que si no existiese ese culpable, la cosa se solucionaba.

Los mĆ”s jĆ³venes, creen que el paĆ­s se saca adelante, a travĆ©s de modelos "revolucionarios", que en donde ya se aplicaron (ejemplo Venezuela), la gente se raja porque no tiene para comer en serio, pero cree que eso va a funcionar en Uruguay, porque les dicen que en Venezuela no se aplicĆ³ el verdadero socialismo porque los yankis se meten y no dejan, que el verdadero es el de Suecia, Noruega o que se yo donde, que cuando revisas, resulta que son paĆ­ses que tienen un grado alto de libertad econĆ³mica, de lo cual reniegan quienes quieren tener ese modelo de paĆ­s. En definitiva, quieren ser revolucionarios bolivarianos, producir como uruguayos, tener la calidad de vida y un estado que de servicios como el de Suecia y una educaciĆ³n como la de Finlandia, enseƱando marxismo.   

Los mayores, creen tenerla mĆ”s clara. Anhelan volver a un paĆ­s maravilloso en el que creen que crecieron y critican al gobierno por "no dar trabajo y mantener vagos", sin sentarse a pensar bajo quĆ© condiciones se sostenĆ­a ese trabajo, quĆ© precio pagĆ³ la sociedad y en que derivaron, no importa, habĆ­an talleres de no se que cosa funcionando, no importa si era a costa de tener una economĆ­a en inflaciĆ³n, de endeudamiento, de creciente empleo pĆŗblico, donde ya empezaban a incubarse los males que siguen hasta hoy y por tanto, quiere que se incentive para que se abran fĆ”bricas textiles, hacer championes para dar trabajo nacional y si se puede, que vuelva ONDA, AMDET, ILPE y todo eso que era bueno pero que se terminĆ³ por la culpa de la maldita globalizaciĆ³n. El uruguayo siempre es afĆ­n a la inmigraciĆ³n, pero ahora que la cosa no estĆ” tan bien, empieza a ver al venezolano ese que se escapĆ³ de la "revoluciĆ³n", como alguien que le va a sacar el trabajo.  Si fuera por esta gente, todavĆ­a estĆ”bamos con  televisores blanco y negro. 

A los uruguayos nos preocupa mucho la inseguridad, pero nadie sabe como solucionar el tema o mejor dicho, cree que no se soluciona, porque nadie aplica la soluciĆ³n que tiene y explica cada vez que hay un episodio horrendo, en 140 caracteres en Twitter. Ahora que se pueden usar 280 caracteres, se explaya un poco mĆ”s. El uruguayo no sabe si pedir mano dura, cagar a palos hasta el que se roba una manzana, matarlos a todos, que vuelvan las botas, putea todo el tiempo a Bonomi o si perdonarlos a todos, hasta el que mata porque una pobre vĆ­ctima del capitalismo y que esto se arregla en un proceso de educaciĆ³n que lleva tiempo, al que "debemos primero una gran mesa de debate" y que despuĆ©s se nombrara comisiones de todos los partidos para llegar a acuerdos, que despuĆ©s no se ponen de acuerdo en nada. 

La educaciĆ³n es otro gran tema que nos preocupa y el uruguayo quiere que Dios Estado la arregle, ¿Quien mas sino? Uruguay produce estudiantes absolutamente estatistas que despuĆ©s en las universidades se convierten en filĆ³sofos Marxistas y economistas Keynesianos, que salvo honrosas excepciones, que seguramente sean por influencia familiar, pueden desarrollarse profesionalmente que no sea en tareas que tengan que ver con el Estado, directa o indirectamente. El Uruguay estĆ” condenado educativamente, todos lo sabemos y la mayorĆ­a se niega a cambiarlo, porque de ultima,le  da miedo si un dĆ­a las cosas funcionan mejor, alguien se la lleve toda. 

La misma gente que demanda cada vez mĆ”s estado, a la primera que puede se va a Miami y se trae el IPOD o al Chuy a traerse un surtido y esquivar los impuestos que quiere que paguen los demĆ”s. De Lunes a Viernes, pide impuestos y que el comerciante cumpla con todos. Se alegra cuando pescan a uno que estaba evadiendo. DespuĆ©s el Domingo, va a Tristan Narvaja a esquivar esos impuestos que pide. 

El uruguayo sabe que la educaciĆ³n y la salud pĆŗblica estĆ” funcionando como el orto, pero por alguna razĆ³n se siente mĆ”s tranquilo si los pobres tienen todo lo pĆŗblico y expĆ­a sus culpas de todos los impuestos que evadiĆ³ o simplemente no quiere que los pobres vivan tan bien como Ć©l, le encanta que Ć©l puede ir al BritĆ”nico pero los demĆ”s estĆ”n condenados al plan social y el hospital pĆŗblico o esperar 3 meses para tener un mĆ©dico por el FONASA. Una disonancia cognitiva de novela, producida en serie en las escuelas y universidades pĆŗblicas, fomentada por los polĆ­ticos que dicen que la educaciĆ³n y la salud pĆŗblica es excelente, pero que mandan a los hijos a la CatĆ³lica y alguna mutualista privada. 

Si realmente la maraƱa de regulaciones e impuestos se cumpliera a rajatabla este paĆ­s tendrĆ­a ni 10% ni 20% de pobres, sino 80%. Si nadie pudiera coimear al inspector municipal y evadir un poco de acĆ” y de allĆ”, en Uruguay no invierte nadie. No habrĆ­a un solo comercio abierto por ningĆŗn lado. Si se cumplieran estrictamente todos los impuestos que hay, la gente tendrĆ­a que destinar el 80% de sus ingresos al estado y se irĆ­an a la mierda todos y estarĆ­amos hablando de una situaciĆ³n calamitosa. Mientras tanto, el uruguayo putea al ferretero que vende 2 kg de clavo sin boleta y se quiere quedar con el IVA, mientras arranca para a la Feria de Piedras Blancas, a comprar mĆ”s barato, el televisor que le robaron al vecino, con el que se indignĆ³ tres dĆ­as antes, cuando lo afanaron.

Al uruguayo promedio le contaron sobre el neo-liberalismo en el liceo, que el batllismo fue fantĆ”stico, que los trabajadores tenemos muchos derechos y en la tele los polĆ­ticos le echan todas las culpas al mercado y se atribuyen todos los laureles a ellos -cuando es exactamente al revĆ©s- y el uruguayo se lo cree todo, aunque en realidad, todas esas protecciones, sirvan para tener un 10 % de desocupaciĆ³n y que la mayor aspiraciĆ³n sea irse a la mierda o en caso de querer quedarse, de entrar a laburar al estado y salvarse, que viene a ser como "el pase a Europa" de un jugador de fĆŗtbol y que toda esa protecciĆ³n, sirva para tener una jubilaciĆ³n de porquerĆ­a. 

En definitiva el uruguayo promedio le tiene miedo a la libertad, porque aun cuando sepa que funciona en otros lados, piensa que es para esos lugares, menos para Uruguay, donde si pasase, 10 serian millonarios y 2.999.990 se morirĆ­an de hambre. "El uruguayo no quiere perder nunca" es una frase escuchada y cierta, pero si le dan el 0-0 firmado, no le molesta. El uruguayo insulta a UTE cuando se le corta la luz, cuando le viene la factura, se indigna cuando ve 5 funcionarios de la Intendencia haciendo el trabajo de uno, pero por nada del mundo, se te ocurra, plantear que los servicios los puedan dar ademĆ”s de los entes estatales, alguna empresa privada. Escucha dos veces "nos quieren llevar el patrimonio" y en 15 minutos aparecen 250.000 firmas para derogar cualquier intento por hacer lo que funciona en el mundo que estĆ” mejor.  

En cualquier encuesta sobre la confianza que le produce tal sector, nunca la clase polĆ­tica supera el 30%. Sin embargo la misma gente, quiere que el Estado, integrado por gente que surge de la polĆ­tica y que en un 70% desconfĆ­a, controle, regule y tome  todas las decisiones econĆ³micas de este paĆ­s y despuĆ©s que pasa todo eso y la cosa no mejora, se traga el verso de que las cosas salieron mal porque el estado estuvo ausente y hay que votar mejor para la prĆ³xima. 

En definitiva: ¿ Que puede salir mal de todo este batiburrillo?