Ignacio de Posadas, Ministro de Economía de 1992 a 1995 durante el gobierno del Dr. Luis Alberto Lacalle, en referencia al aumento del gasto público que promovía en aquel momento el Dr. Julio María Sanguinetti, contó en una entrevista que fue a conversar con él para, de alguna forma, detenerlo, ya que se buscaba un orden fiscal para poder bajar la alta inflación. La respuesta del Dr. Sanguinetti fue: "Solo inmaduros como Lacalle y Batlle quieren cambiar el Uruguay, el Uruguay fue, es y será así". Este período del gobierno de Lacalle Pou podemos decir que fue un fiel reflejo del "Uruguay que es, fue y será así" (1) y una expresión más del país del empate que tanto halaga el Dr. Sanguinetti. Cuando dentro de muchos años se escriban libros de historia sobre Uruguay, solo quedará en las páginas por haber sido quien estaba en el poder durante la pandemia, no por reformas ni hechos significativos históricos.
Para analizar las reformas implementadas y las que podrían haberse realizado pero no lo fueron, es crucial considerar el contexto político y económico de Uruguay durante su mandato, así como las expectativas generadas durante su campaña electoral.
Reformas Económicas y Fiscales: Lacalle Pou asumió con la promesa de reducir el tamaño del Estado y promover un enfoque más liberal en la economía. Sin embargo, no se logró una reducción significativa del gasto público ni una disminución notable de la deuda pública. La deuda bruta como porcentaje del PIB aumentó del 60 al 70% del 2019 al 2024 (2) , lo que sugiere que las reformas fiscales no se implementaron de manera efectiva o suficiente.
Impuestos y Libre Mercado: Había expectativas de reformas que redujeran la carga impositiva y promovieran el libre mercado. Sin embargo, no se avanzó lo suficiente en estas áreas, lo cual ha generado descontento entre los empresarios que esperaban un ambiente más favorable para los negocios.
Políticas de Seguridad Pública: Este es un aspecto fundamental para que pierda el Frente Amplio en el 2019. Aunque se hicieron intentos para endurecer el código penal y se introdujeron medidas para combatir el crimen, como la reforma de seguridad en la Ley de Urgente Consideración (LUC), los resultados en términos de reducción de delitos no fueron los esperados. Hubo críticas sobre la falta de enfoque en las raíces del crimen y en la efectividad de las políticas punitivas.
Reformas Educativas: La reforma educativa de Lacalle Pou fue una piedra angular de su mandato, pero enfrentó una resistencia significativa por parte de los gremios docentes. A pesar de haber sido aprobada, la implementación ha sido polémica y no se logró un consenso amplio sobre los cambios propuestos, lo que podría ser visto como una reforma incompleta.
Reformas Laborales y Sociales: La LUC introdujo algunas reformas laborales, pero estas fueron limitadas y no todas las medidas propuestas durante la campaña se implementaron. Hubo un intento de limitar el derecho a huelga y flexibilizar las relaciones laborales, pero estos cambios enfrentaron oposición y no fueron tan profundos como algunos esperaban. De todas formas, casos como Yazaki, muestran que no hubo cambios significativos.
Seguridad Social: Aunque se logró una reforma en la seguridad social, hubo críticas y plebiscitos en contra que indicaban una falta de consenso sobre su efectividad y equidad. El plebiscito impulsado por el PIT-CNT contra la reforma jubilatoria, aunque no alcanzó el mínimo requerido para modificarla, fue un indicador de la resistencia que estas reformas encontraron.
El mandato de Lacalle Pou entonces se caracterizó por intentos de reforma en diversas áreas, pero la implementación de estas reformas enfrentó numerosos obstáculos, desde la resistencia de los sindicatos hasta desafíos políticos y económicos derivados de la pandemia de COVID-19 y otros factores externos. Si bien se avanzó en algunos aspectos, no se logró la transformación profunda que algunos sectores esperaban, especialmente en lo que respecta a una reducción del Estado, reformas de libre mercado y cambios estructurales en la educación y seguridad y todo fue muy cercano a como lo presumíamos en el 2019 (3).
De todas estas reformas abordadas tímidamente, me centro por un momento en el tema de la seguridad que fue el caballito de batalla de las campañas de Blancos y de los Colorados desde 2009 dada la creciente inseguridad en los gobiernos del Frente Amplio. Innumerables interpelaciones al Ministro Bonomi y críticas constantes no dieron resultado electoral hasta el 2019, cuando en el último periodo de Tabaré Vázquez la inseguridad parecía haber tocado fondo, sumado al declive económico, lo que llevó a que un determinado porcentaje de votos del Frente Amplio se mudaran a Lacalle Pou del 2014 al 2019, lo que permitió ganar por poco margen en el ballotage. Si miramos los votos que obtuvo la Coalición Multicolor sumada en Primera Vuelta del 2019, obtuvo una mayoría parlamentaria cómoda y, dada la particularidad del sistema electoral uruguayo, la Cámara de Representantes se vota en Primera Vuelta y dura 5 años, sin elecciones intermedias como en Argentina donde el Poder Legislativo y Ejecutivo están desfasados en cuanto a la mayorías que vota la gente en el tiempo. En Uruguay, el periodo de representación de mayorías en cuanto a lo Legislativo y Ejecutivo es el mismo y, por ende, sumando las bancas aliadas, Lacalle dispuso de la posibilidad de tener mayorías parlamentarias, oportunidad que aprovechó únicamente para la LUC, Ley de Urgente Consideración, pese a que tuvo que hacerle recortes para satisfacer a aliados como con el tema de la des-monopolización de Ancap.
Me gustaría hacer una comparación con las reformas del Presidente Javier Milei en Argentina y Luis Lacalle Pou en Uruguay, para analizar diferencias notables en su enfoque y filosofía política:
Rol del Estado: Milei ha promovido una reducción significativa del Estado, abogando por privatizaciones y desregulación, en línea con su ideología libertaria. En contraste, Lacalle Pou defiende un "Estado fuerte", no necesariamente grande, pero sí con instituciones robustas y una clara separación de poderes, argumentando que esto es esencial para la cohesión social y el goce de la libertad individual.
He aquí un punto interesante, si bien Lacalle Pou nunca se definió como anarco-capitalista como Milei ni negó el rol del Estado como hace el mandatario argentino, del 2014 al 2024 Lacalle tuvo un viraje en su discurso. En la campaña del 2014, para Lacalle Pou, el Estado era un estorbo para la libertad individual y el desarrollo económico. Sus discursos, si bien no llegaron a un extremo estatista, viraron hacia la necesidad de un Estado fuerte para garantizar esas libertades individuales, con frases que quedarán en la historia como que "el Estado hace precito" (4). Este corrimiento al centro extremo, del cual Lacalle Pou se enorgullece, llevó a la crítica enfurecida del libertarianismo mileista y a catalogar al mandatario uruguayo como "tibio", "zurdito" o "zurdopata" al decir de Federico Leicht (5) , y a ganarse algún aplauso kirchnerista por contraponer a Milei en su discurso, algún comentario halagador con ironía de algún frentista "al fin se da cuenta" y todo el aplauso máximo multicolor uruguayo y coreano-centrista argentino anti-Milei. El rédito es más bien personal; poco queda de esto positivo en posiciones centristas, que terminan validando en los hechos a las posiciones más de izquierda.
Discurso y Relaciones Internacionales: Milei es conocido por su discurso disruptivo y crítico hacia el "centro" político y ni hablar a la izquierda, lo que ha generado tensiones en algunos foros internacionales, como en el Mercosur. Lacalle Pou, por su parte, ha adoptado un tono más moderado y enfocado en el diálogo, buscando mejorar relaciones comerciales, como con la profundización del canal de acceso al puerto de Montevideo, algo que vio avances con la administración de Milei.
Reformas Específicas: Mientras Milei ha implementado medidas a través de decretos de necesidad y urgencia (DNU) y un ambicioso proyecto de ley ómnibus para reformar el Estado argentino, las reformas de Lacalle Pou han sido más centradas en consolidar estabilidad económica y social sin tanto énfasis en la reducción del Estado, sino en su eficiencia y la cohesión social.
En resumen, las reformas de Milei buscan una transformación profunda y rápida del Estado hacia un modelo más liberal, mientras que Lacalle Pou se enfoca en un equilibrio entre liberalismo económico y la necesidad de un Estado activo en áreas clave para la sociedad uruguaya.
¿Por qué voy a la comparación con Milei? Para desarrollar un aspecto que me parece fundamental y más allá de la parte técnica de las medidas implementadas, es el factor diferencial para que Milei, pese al ajuste, mantenga niveles de apoyo altos, mientras que Lacalle Pou, con una situación económica mejor, no haya podido que su partido retenga el gobierno. Una gran falla del gobierno de Lacalle Pou y diría de casi todos los gobiernos catalogados como "centro-derecha" o "social demócratas liberales" que ocasionalmente han llegado al poder cuando el límite de tolerancia al "populismo" hizo que la izquierda perdiese, es esquivar el bulto a la confrontación ideológica . Los asesores de estos gobiernos siguen la línea implantada por el consultor Ecuatoriano Jaime Duran Barba (6) , que se hizo muy conocido por asesorar a Macri en su trayectoria política, que es la de no meterse en los temas que la izquierda instala en la agenda, sino seguir la línea, para captar de esta manera votos. Esto da algún redito electoral en un primer momento, cuando el descontento con el "populismo" sobre pasa a la base electoral fija que tienen , pero no logra sostener gobiernos que siguen esa línea mas allá de un periodo.
Para muestra de esta filosofía un botón: la Ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, reveló hace poco que ante críticas del periodismo a operativos de seguridad, le llegó un llamado del Jefe de Gabinete, Marcos Peña, para aflojar, hasta que le fue quitada la responsabilidad de las mismas. Al buscar respetar el orden publico y algo tan simple como el derecho a la libre circulación establecida en la Constitución, la izquierda hábilmente lo llama represión y vuelta a épocas oscuras y los gobiernos sin convicciones, le temen a estas expresiones.
Esta forma de encarar la gestión de Marcos Peña, de pensar hacer todo aquello que es criticado por la izquierda, hace perder votos y para ganarlos, hay que acercarse más a la izquierda, es muy similar a la forma que encaró la gestión de Lacalle Pou. A prueba de los resultados obtenidos, en el fracaso de Macri en su intento de re-elección personal o de Lacalle Pou, de la re-elección de su partido, dado que en Uruguay no hay re-elección presidencial, esta premisa de que no hay que hacer lo que la izquierda critica ferozmente, acercarse y gestionar mejor su modelo, no confrontar demasiado porque según Duran Barba "a la gente no le interesa y hace perder votos", "no hables nada de lo que vas a hacer sino de cosas superficiales" da resultados para llegar por primera vez al poder pero no se sostiene cuando tenes que gestionar.
Y aquí vamos a otra diferencia, que es una falencia que tuvo Lacalle Pou en la defensa de sus medidas. Milei y sus Ministros salen a explicar una y otra vez el beneficio de las medidas que toman y el porque de las impopulares, así como la explicación de las leyes que mandan al Parlamento como la Ley Bases. Lacalle Pou y sus aliados casi nunca hicieron una defensa sostenida firme y pública de la LUC y sus medidas, apenas de manera superficial, dejando el campo libre para que el Frente Amplio las criticara una y otra vez. Y el Frente Amplio no conoce el centro cuando quiere algo, siempre acelera. En plena pandemia, aprovechando que no había cuarentena estricta como había pedido, se movilizó para juntar firmas y conseguir un Referendum para derogar la LUC. La estrategia del gobierno fue "Duran Barbista", no confrontar mucho, no hacer olas para que el tema no tenga trascendencia. Aún en un buen momento de aprobación de Lacalle, la LUC casi cae, lo que hubiera sido terminar el gobierno de Lacalle Pou dos años antes. Pero en realidad, si bien la LUC no cayó, el FA ganó la elección del 2024 en ese momento; su base de votantes estaba intacta y al gobierno le quedaba remar la peor parte.
El Frente Amplio volvió a dominar la agenda publica post-pandemia y ello le llevo a ganar a partir de que pese a estar menguado en figuras populares como otros tiempos, mantiene su épica y con ello la representatividad electoral y prácticamente tiene las mayorías para derogar toda la LUC si quiere, pero no lo va a hacer, porque hasta sus propios votantes que fueron a derogarla en el 2022 hicieron uso de artículos de la misma y no verían con buenos ojos anular esto.
Entonces, ¿a qué viene esto? A que no dar la batalla de ideas, no ir con la frente en alto a defender lo que se propone es perjudicial y es algo que la izquierda lo sabe y lo juega siempre, haciendo retroceder a sus adversarios en el momento electoral, para luego no modificar esas reformas que cuando fueron hechas, decían que eran perjudiciales. Esto no pasa con Milei, que siempre toma la ofensiva, aun en temas donde aparentemente no son populares según los asesores, pero cuando se explican con convicción, firmeza y persistencia, terminan siendo. Lacalle Pou prefirió siempre el camino de "la positiva", "no confrontar demasiado" y esto es beneficioso para el Frente Amplio, que también aprovechó escándalos públicos reiterados para deteriorar la imagen del gobierno.
Defensas que hacen de la gestión de Lacalle Pou:
La Pandemia: Se defiende la gestión del gobierno en cuanto a la Pandemia, buscando vulnerar lo menos posible las libertades individuales, bajo la premisa de "libertad responsable" , no decretando la cuarentena obligatoria como pedía el Frente Amplio y como hicieron muchos países y que la ayuda social que se tuvo que hacer para sectores afectados por la recesión derivada de las restricciones en la pandemia de COVID-19 afectó profundamente la economía y los objetivos fiscales del gobierno.
La Sequía: La sequía prolongada tuvo un impacto negativo en la agricultura y otros sectores económicos.
Uruguay no es Argentina: Se enfatiza que Uruguay tiene sus propias dinámicas y no debe ser comparado directamente con la situación de Argentina.
Coalición Divergente: No toda la coalición apoyó las políticas del gobierno, lo cual dificultó la implementación de reformas.
Excusas Varias: Justificaciones adicionales para explicar las dificultades del gobierno.
Si es cierto que la pandemia retrasó objetivos fiscales, bajas de impuestos, des-regulaciones pedidas por sus votantes y terminó de anular todo esto. Para mí, no es justificativo, sino muy por el contrario, fue un momento donde el Presidente Lacalle Pou tuvo su momento de mayor aprobación y donde cuestionarlo no daba réditos. Pero Lacalle Pou no aprovechó ese momento para seguir adelante, no pudo o directamente no quería, porque quería tener un mandato tranquilo o porque está convencido de la premisa nefasta sanguinettista de "el Uruguay fue, es y será así" y prefirió mantener el statu quo y jugó' a la uruguaya, al empate. En parte lo logró para él, aunque no para sucesor, que perdió "en los penales" en Noviembre 2024, haciendo analogías futboleras para graficar la situación.
La cuestión es que dejó pasar el momento y el Frente Amplio tomó la ofensiva desde el 2021 hasta el fin de su mandato, aun cuando no consiguieron derogar la LUC ni hacer la reforma jubilatoria; el Frente Amplio dominó la discusión pública, estigmatizó al gobierno como suele hacer la izquierda, aprovechó las malas consecuencias de la pandemia (sin tener en cuenta que pudieron ser peores si se aplicaba todo lo que pedía el Frente Amplio, que básicamente sí hizo Alberto Fernández en Argentina).
El gobierno no dominó la agenda pública, más bien fue motivo por escándalos de distinta índole y el Frente Amplio aprovechó para sacar su beneficio y volver al poder, sumado a la falta de carisma del candidato oficialista Álvaro Delgado y cuestionamientos internos a la candidata a Vice, Valeria Ripoll, dada su ideología de izquierda y cómo fue elegida. El hecho de que un partido decida poner a una candidata que abiertamente profesa las ideas del rival, solo que se fue por discrepancias, pero que hasta hace un rato defendía todas y cada una de las premisas del Frente Amplio, que se opuso abiertamente a la LUC, nadie cambia mágicamente de pensar de un momento a otro.
Todo esto, que muchos justifican como "estrategia electoral" (me pregunto, ¿Dónde están los resultados?), no marca otra cosa que la gran derrota cultural de Blancos y Colorados... y el que pierde la cultura, pierde la mayoría de las elecciones, salvo imponderables como el 2019. De las últimas 5 elecciones nacionales, el Frente Amplio ganó 4, siendo el partido más votado de manera consecutiva en las 6 últimas primeras vueltas de octubre (desde 1999), cuando los partidos compiten por separado. Si contamos desde el 2000, las Elecciones Nacionales y las dos Municipales más importantes, Montevideo y Canelones, el Frente Amplio ganó 11/13 y el número muy probablemente va a ser 13/15 en Mayo del 2025. Solo no ganó en Canelones en el 2000 y la Elección Nacional en el 2019.
Ante todo esto, la estrategia de Blancos y Colorados es cada vez profundizar más el acercamiento a las ideas del Frente Amplio, bajo la premisa de que si ganan haciendo eso, entonces "no hay que ir a la derecha, sino al centro". Pese a que en el mundo, las opciones electorales que más se radicalizan contra la izquierda obtienen mejores resultados que las centristas, los blancos y colorados están convencidos de que Uruguay es ajeno a lo que pasa a 60 minutos de barco en un país con características sociales parecidas a las nuestras "porque somos políticamente distintos".
Pues si, somos distintos y le conviene que siga así al Frente Amplio porque el modelo uruguayo lo domina claramente hace 25 años. El que pierde seguido, más que tratar de adaptarse al modelo donde no le encuentra la vuelta, tal vez debería trabajar mas para tratar de cambiarlo, pero por ahora, ni se lo plantean.