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Sobre Mi

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Datos

Nombre:                                                 Rosdom Belian Sarabian
Fecha y lugar de nacimiento:              Montevideo, 05/09/1975
Correo Electrónico:                              rosbelian@gmail.com
Web Personal:                                      http://rosbelian.blogspot.com
           
Formación Académica
           
Escuela Primaria Completa:               Colegio Nercessian
Secundaria Completa:                          Liceo 34 e IAVA

Especializaciones

Analista en Rendimiento Futbol:        Conmebol
Operador Windows:                             Círculo Informático
Técnico En Comercio Exterior:          Círculo Informático
Operador Inmobiliario:                        Círculo Informático       

Idiomas

Español, Inglés, Armenio.

Experiencia Laboral

. Desde Julio/1999 a  Mayo/2017 en Hidrator (Atino S.A.) Ferretería Industrial. Cargo: Auxiliar de Ventas. Tareas realizadas en Comercio Exterior: Gestión de la empresa con proveedores del exterior para importaciones y Ventas: Elaboración de presupuestos para clientes y atención al público.

Periodismo Deportivo

De 1995 a 1998: Participación con micros deportivo en CX4 Radio Rural. Programas: Tercer Tiempo y Desde la Cruz del Sur. 


Trabajos y habilidades desarrolladas en la Web

 . Data Entry: Desde Abril 2014 a la fecha. Ingreso online minuto a minuto de incidencias de partidos de fútbol del campeonato uruguayo y selecciones uruguayas, a través de Data Factory. Medios que toman el trabajo: Diarios El País, Observador y  Olé de Argentina, Club Atlético Peñarol, Club Nacional de Fútbol, Conmebol, AFA, Fox Sports, TYC Sports, etc. 

. Tele- Vendedor en sitios de  Internet de Subastas locales e Internacionales en Internet: Más de 300 calificaciones positivas, 0 negativa (EBay; Mercado Libre Uruguay, Brasil y Argentina; TodoColección).

. Periodístico de Futbol: “Futbol Sin Pelota”  Referido a la temática del fútbol, desde afuera de la cancha. Estadísticas y recopilación de álbumes y materiales digitales históricos. Más de 1200 seguidores en Twitter y más de 15.000 visitas  mensuales. 

Con Libertad, no ofendu ni Temu

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El gobierno uruguayo, liderado por Yamandú Orsi, ha anunciado medidas para gravar con IVA las compras realizadas en plataformas de comercio electrónico extranjeras, como la china Temu, mientras que el diputado del Partido Nacional, Pedro Jisdonian, ha propuesto limitar las compras por internet en el exterior a una sola por año bajo el régimen de franquicias. 

Ambas iniciativas, disfrazadas en argumentos de "equidad" y "competencia justa" para "la defensa del trabajo uruguayo", no son más que acciones que defienden el lobby empresarial y  representan un retroceso en  la libertad de los consumidores y lejos de generar impactos positivos en la economía, logra los contrarios  

El "Impuesto Temu": un golpe a la libertad y al bienestar económico


El ministro de Economía y Finanzas, Gabriel Oddone, ha propuesto incluir en el proyecto de ley de Presupuesto un tributo que grave con IVA (22%) las compras realizadas en plataformas como Temu, exceptuando aquellas provenientes de Estados Unidos debido a compromisos comerciales como el TIFA. Esta medida, conocida como el "Impuesto Temu", responde al auge de las compras en línea en el exterior, que pasaron de 51.389 paquetes en abril de 2024 a 176.000 en junio del mismo año, según datos de la Dirección Nacional de Aduana. 

El gobierno argumenta que busca igualar las condiciones tributarias entre los productos importados y los locales para proteger el comercio uruguayo, pero esto es falso.

En primer lugar, el "Impuesto Temu" encarece los bienes para los consumidores, especialmente para las clases medias y bajas, que han encontrado en plataformas como Temu una forma de acceder a productos asequibles, como ropa (21.6% de los envíos), juguetes (11.8%) o artículos electrónicos (8.9%).

En segundo lugar, la medida no aborda las causas estructurales de la falta de competitividad del comercio local, como los altos costos logísticos, los impuestos elevados y la burocracia. En lugar de gravar a los consumidores, el gobierno debería reducir las trabas para los importadores y comerciantes locales, permitiendo que compitan en precio y calidad. 

Para la Cámara de Comercio, encarecer los productos con IVA es una solución "paliativa y no suficiente", ya que los bienes importados seguirán siendo más baratos. O sea, quiere igualar, pero no bajando impuestos locales, sino subiendo a las compras desde el exterior. 

La propuesta de Jisdonian: En sintonía con el gobierno.


X @pjisdonian

Por su parte, el diputado del Partido Nacional, Pedro Jisdonian, ha presentado un proyecto de ley para reducir de tres a una las compras anuales permitidas bajo el régimen de franquicias, manteniendo el límite de 200 dólares y 20 kilos sin impuestos. Jisdonian justifica esta medida como una forma de "defender el empleo" y "equilibrar la cancha" frente al impacto de Temu, que describe como "la zapatería y juguetería más grande de Uruguay" sin emplear a un solo uruguayo.

Jisdonian asume que el dinero gastado en plataformas como Temu se pierde para el comercio local y que, al limitar estas compras, los consumidores redirigirán automáticamente su gasto hacia los negocios uruguayos del mismo rubro. Esto no es cierto, los consumidores no siempre trasladan su gasto a productos locales cuando se restringen las importaciones; en muchos casos, simplemente consumen menos o buscan alternativas en el mercado informal, lo que genera pérdidas fiscales y problemas de seguridad. Por ejemplo, restricciones similares en otros países han fomentado el contrabando, debilitando la economía formal.  

Forzarlos a consumir en el mercado local no garantiza que los comercios uruguayos prosperen; al contrario, puede desincentivar el consumo y reducir la actividad económica general. Además, la idea de que Temu no genera beneficios económicos ignora que las plataformas de comercio electrónico dependen de servicios logísticos locales, como el correo uruguayo, que sí emplean trabajadores y generan ingresos fiscales indirectos. 

Contradicción ideológica: más cerca del Peronismo clásico, que del liberalismo

El Partido Nacional, que históricamente ha defendido principios liberales como la apertura comercial y la libertad de mercado, adopta con la propuesta de Jisdonian una postura proteccionista que recuerda al peronismo argentino. El peronismo, caracterizado por su intervencionismo estatal y su defensa de intereses sectoriales a expensas de los consumidores, ha promovido históricamente medidas similares, como restricciones a las importaciones o impuestos a las compras en el exterior. 

Que un partido de corriente liberal como el Partido Nacional adopte esta retórica es una contradicción ideológica que pone en evidencia lo que siempre decimos, el Partido Nacional ha perdido el rumbo, en búsqueda de resultados electorales que casi nunca obtiene, salvo el 2019. Claro que Jisdoian lo niega, edulcorando el discurso de que no restringe libertades, sino que busca equiparar. Por lo menos, quienes son intervencionistas lo admiten y lo justifican, los peores, son los que prenden el señalero para un lado, pero doblan para el otro, '"estoy a favor de la libertad pero.....", "bajar de tres a una compra esto no es una restricción...". 

La propuesta de Jisdonian contrasta con otras iniciativas dentro del propio Partido Nacional y de sus aliados, como la del Partido Colorado, que aboga por aumentar las franquicias a 500 dólares para facilitar el acceso a bienes no disponibles localmente. Esta discrepancia refleja una falta de coherencia ideológica y sugiere que el Partido Nacional está dispuesto a sacrificar sus principios liberales en favor de un proteccionismo populista para apaciguar a ciertos sectores del comercio. 

La falta de rumbo, las contradicciones entre los Blancos es una constante en los últimos tiempos. Mientras el líder del Partido, el ex-Presidente Lacalle Pou, grita libertad en los medios nacionales y extranjeros y causa admiración en Argentina, sus diputados promueven medidas proteccionistas, que como quienes en Argentina escuchan los discursos de Lacalle Pou pero no siguen el día a día de Uruguay, ignoran.   

Grietas políticas: cargos e interpelaciones, pero no libertades

X  @Parlamento_UY

La política uruguaya, conocida por su estabilidad institucional, no está exenta de tensiones. Las discusiones políticas suelen centrarse en disputas por cargos, interpelaciones a ministros y escándalos de corrupción, incluyendo casos de tráfico de influencias y abuso de funciones. 

Sin embargo, estas grietas no suelen traducirse en un consenso para restringir libertades individuales. La propuesta de Jisdonian y el "Impuesto Temu" es una muestra más que cuando se trata  de restringir libertades, aparece el juego en tandem de oficialismo y oposición de turno, solo cambiando de rol de Policía bueno y malo

La postura de Jisdoian sin embargo genera tensiones internas, ya que aún existe en el Partido Nacional, figuras como el Senador Javier García, que ha criticado el "Impuesto Temu" por violar promesas de campaña de no aumentar impuestos, argumentando que socava la confianza y las inversiones. Esto refuerza la idea de que la libertad individual sigue siendo un valor en el debate político uruguayo, y propuestas como la de Jisdonian enfrentan resistencia. Sin embargo, de ir a fondo con la propuesta, es posible que dentro del Partido Nacional y Colorado, se haga el juego de policía bueno y malo, sumado a que cualquier restricción podría tener apoyos en el Frente Amplio, no es muy complicado para que lleguen con los números en las Cámaras. 

Parece increíble, pero en este tema, el freno lo pueden poner los Frentistas molestos con estas medidas, ya que les afecta el bolsillo, al limitarles las compras en el exterior. Socialistas con la ajena, pero no con la propia. Si el clamor de los Frentistas se extiende, puede que el Gobierno detengan el avance por limitar compras web, porque las resistencias internas en los Blancos y Colorados, no alcanzarían para bloquear estas nefastas iniciativas.

Uruguay necesita una estrategia que fomente la competencia y la apertura, no el proteccionismo, para garantizar el bienestar de sus ciudadanos y el crecimiento económico a largo plazo. Si dos competidores lo hacen en condiciones desiguales, donde uno tiene una mochila pesada y el otro no, una forma de igualar, es quitarle cosas de la mochila pesada al que la tiene, la otra, ponerle cosas en la mochila al que no la tiene, es la forma que proponen el gobierno y Jisdoian. Las consecuencias de esto, son malas. Las experiencias en el mundo están a la vista. 


Sanguinetti y el Uruguay del 0-0 que se perpetua

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Julio María Sanguinetti, Ex- Presidente del Uruguay en dos períodos (1985-1990 y 1995-2000), dejó una marca indeleble en la política uruguaya al instaurar una visión pragmática y conservadora que prioriza la estabilidad por encima de las transformaciones estructurales.

Su lema implícito, "el Uruguay es así y nunca va a cambiar" que le dijo alguna vez al Ex- Ministro de Economía Ignacio de Posadas (1), promovió la idea de que el país debe manejarse con cautela, evitando cambios disruptivos y apostando por el diálogo entre las élites políticas para mantener el equilibrio. Este enfoque, conocido como "cuidar el 0-0", se tradujo en una cultura política que privilegia el consenso y la moderación, pero que, según críticos, condena al país a un estancamiento estructural.

Esta mentalidad no solo definió los gobiernos de Sanguinetti, sino que se convirtió en un legado que ha permeado a todas las administraciones posteriores, independientemente de su color político, configurando un sistema donde las grandes reformas son vistas como innecesarias, imposibles o peligrosas, ya que romper algún equilibrio existente, puede llevar a escenarios de falta de gobernabilidad y por ende un caos.

El impacto de esta doctrina ha sido profundo, especialmente en un país que históricamente ha valorado su estabilidad democrática. Sin embargo, esta misma estabilidad ha sido utilizada como excusa para evitar abordar problemas estructurales como la desigualdad, la obsolescencia del sistema educativo o la falta de competitividad económica.

La insistencia en el diálogo como fin en sí mismo ha generado una parálisis política que dificulta la implementación de políticas ambiciosas, dejando al Uruguay atrapado en un ciclo de ajustes menores que no logran responder a las demandas de una sociedad en constante cambio. Esta inercia, es el principal obstáculo para que el país avance hacia un modelo más dinámico y adaptado a los desafíos del siglo XXI.
Sanguinetti y el bloqueo a las iniciativas reformistas

En su momento hicimos una reseña de las reformas fallidas de Lacalle Herrera (2), en gran parte, debido a la obstaculizaciones que puso Sanguinetti desde el Partido Colorado, haciendo una suerte de "equilibrio" entre reformismo y conservadurismo, que le salió bien a él en el corto plazo, pero mal a su Partido en el mediano y largo plazo, ya que aumentó el poder de la izquierda.
Dentro del Partido Colorado, Sanguinetti ejerció un liderazgo que le permitió controlar las dinámicas internas y frenar cualquier intento de reforma significativa que surgiera desde sus propias filas. Su capacidad para consolidar poder no solo le dio un rol dominante dentro de su partido, sino que también le permitió influir en la agenda política nacional, particularmente en su relación con el Partido Nacional.

Al influir en la interna y los votantes de su partido, Sanguinetti limitó las posibilidades de que los blancos, aliados frecuentes de los colorados en el Parlamento, pudieran impulsar sus propias propuestas de cambio, perpetuando así un sistema político donde las reformas de fondo eran sistemáticamente postergadas.
Este control se tradujo en una política de contención que priorizaba la estabilidad sobre la innovación, afectando no solo a los colorados, sino al conjunto del sistema político uruguayo. La falta de apoyo a iniciativas audaces, ya fueran propias o de otros partidos, reforzó la percepción de que el cambio era innecesario o riesgoso, consolidando la hegemonía del "no se puede".

Este enfoque, aunque efectivo para mantener la cohesión interna del Partido Colorado, tuvo como costo la pérdida de oportunidades para modernizar instituciones, mejorar la eficiencia del Estado o abordar problemas estructurales que aún persisten en el Uruguay contemporáneo.
La crisis del 2002

Jorge Batlle, de ideología liberal y dada su participación en apoyo a las reformas frustradas de Lacalle Herrera, prometía ser un gobierno de cambios con un torbellino legislativo de reformas, que podían contar con apoyo de los Blancos.

Sin embargo el período anterior a la crisis, pasó sin nada de lo pensado y a partir del 2002, estuvo totalmente enfocado en la crisis económica que vivía el Uruguay.
La reforma del Estado: Promesas incumplidas de Vázquez y Mujica



La crisis del 2002 aceleró la llegada del Frente Amplio al poder. Cuando Tabaré Vázquez asumió la presidencia en 2005, lo hizo con la promesa de una ambiciosa "reforma del Estado" que sería la base para transformar el Uruguay. Catalogada como la "madre de todas las reformas", esta iniciativa buscaba modernizar la administración pública, mejorar la eficiencia del Estado y sentar las bases para un desarrollo sostenible.

Sin embargo, las expectativas iniciales se desvanecieron rápidamente debido a la resistencia de sectores burocráticos, la falta de consenso político y la dificultad de implementar cambios estructurales en un sistema acostumbrado al inmovilismo.

Por su parte, José Mujica, durante su presidencia (2010-2015), intentó retomar esta agenda explorando modelos internacionales, como el de Nueva Zelanda, conocido por su exitosa reforma estatal en las décadas de 1980 y 1990. Sin embargo, sus esfuerzos también quedaron en intentos parciales, con resultados marginales que no lograron transformar la estructura del Estado.
La imposibilidad de ambos gobiernos frenteamplistas para lograr adhesión interna para concretar estas reformas refleja las limitaciones de un sistema político profundamente arraigado en la cautela. Factores como los intereses corporativos, la resistencia al cambio dentro de la propia coalición de izquierda y la falta de una visión clara para implementar reformas estructurales contribuyeron a este fracaso.

Lacalle Pou y la Coalición: Promesas de cambio que no llegaron


La llegada de Luis Lacalle Pou al poder en 2020, tras tres períodos consecutivo del Frente Amplio, respaldado por la Coalición Multicolor, generó expectativas de cambio. Con una mayoría parlamentaria cómoda sumando los partidos de la Coalición y un discurso renovador de cada uno de sus partidos, el gobierno prometió abordar problemas estructurales en áreas como la seguridad, la educación y la economía.

Sin embargo, estas promesas se diluyeron en una gestión que, salvo por la respuesta a la pandemia de COVID-19, no logró concretar transformaciones significativas. La Ley de Urgente Consideración (LUC), presentada como el pilar legislativo del gobierno, abordó temas clave, pero su alcance fue considerado tibio por quienes esperaban un cambio de rumbo más audaz. El período, uno de los más intrascendentes de la historia reciente a no ser por el COVID, no capitalizó el potencial de la coalición para impulsar una agenda reformista.
Las razones de esta percepción de estancamiento son múltiples. La diversidad ideológica dentro de la Coalición Multicolor dificultó la construcción de consensos para medidas más ambiciosas, mientras que la oposición y los sectores sociales, incluidos los sindicatos, ejercieron una fuerte resistencia a los cambios propuestos.

Además, la gestión de la pandemia monopolizó gran parte de la atención del gobierno, desviando recursos y energías de otras prioridades. Como resultado, el gobierno de Lacalle Pou, pese a su potencial inicial, no logró romper con la inercia heredada, consolidando la idea de que incluso con condiciones favorables, el sistema político uruguayo tiende a perpetuar el statu quo. El regreso al Frente Amplio al poder en el 2025

El cuarto período del Frente Amplio, iniciado en 2025, marca un punto de inflexión en la trayectoria de la coalición de izquierda. Lejos del espíritu transformador que caracterizó su llegada al poder en 2005, el FA actual parece haber adoptado plenamente la filosofía sanguinettista del "no se puede hacer nada".

Sus ministros de este gobierno reflejan una postura resignada, enfocada en gestionar lo existente en lugar de proponer cambios estructurales. Esta actitud contrasta radicalmente con el discurso inicial del FA, que prometía "mover los árboles" y transformar el Uruguay en una nación más equitativa y moderna.
Esta evolución puede explicarse por varios factores. El desgaste de gobernar durante múltiples períodos, combinado con un contexto de polarización política y restricciones económicas globales, ha llevado al FA a priorizar la estabilidad sobre la ambición reformista. Además, la falta de liderazgos renovadores dentro de la coalición y la presión de mantener el apoyo de su base electoral han contribuido a esta postura conservadora.

El resultado es un gobierno que, lejos de desafiar el statu quo, parece haberlo abrazado, consolidando la percepción de un Uruguay atrapado en la inercia del "no se puede" y alejado de las promesas de cambio que alguna vez lo definieron.


(1)
(2)

Remodelando Montevideo AI

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Biblioteca Nacional cerrada: Una necesidad de cambio de paradigma

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La Biblioteca Nacional de Uruguay (BNU), fundada el 26 de mayo de 1816, desde su primera sede en la actual Plaza Zabala es la biblioteca pública más antigua y relevante del país, constituyendo un pilar fundamental en la preservación y difusión del patrimonio bibliográfico y documental de la nación. 

Su creación se remonta a un contexto de lucha por la independencia, cuando el presbítero Dámaso Antonio Larrañaga propuso al Cabildo de Montevideo la necesidad de establecer una biblioteca pública para suplir la carencia de maestros e instituciones educativas, promoviendo el acceso al conocimiento para los jóvenes y la ciudadanía en general. 

Esta iniciativa fue respaldada por José Gervasio Artigas, quien, desde el Campamento de Purificación, dio su aprobación el 12 de agosto de 1815, destacando que una biblioteca pública contribuiría a la “pública felicidad” y al ideal de que “los orientales sean tan ilustrados como valientes”.

 A lo largo de su historia, la BNU ha evolucionado para convertirse en una institución clave bajo la órbita del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y su actual edificio en la avenida 18 de Julio fue inaugurada oficialmente en 1964, donde alberga más de 900.000 volúmenes, incluyendo incunables, libros raros, manuscritos, mapas, grabados y material audiovisual, con secciones especializadas como la Sala Uruguay y la Sala de Materiales Especiales. 

Cierre de la Biblioteca Nacional: Un Incumplimiento del Rol del Estado

El 26 de mayo de 2025, coincidiendo con el Día Nacional del Libro y el 209º aniversario de la BNU, las autoridades del MEC anunciaron el cierre indefinido de la institución al público, justificándolo en una “crisis estructural” que incluye problemas edilicios, falta de personal, crisis de conservación y una supuesta “crisis de sentido”. 

Esta decisión ha generado una profunda controversia, evidenciando un incumplimiento grave del rol del Estado como garante del acceso a la cultura y el conocimiento, principios fundacionales de la biblioteca.

La BNU no es solo un repositorio de libros, sino un símbolo de la identidad cultural uruguaya y un espacio de democratización del saber. Su cierre, aunque parcial (pues se permitirá el acceso limitado a investigadores bajo agenda), refleja una desatención histórica a la infraestructura cultural y una falta de políticas sostenidas para su mantenimiento. 

Según la directora Rocío Schiappapietra, el edificio, de casi un siglo de antigüedad, enfrenta problemas graves como hundimientos, fallas sanitarias y falta de protocolos de seguridad contra incendios. Además, se reporta una crisis de personal debido a la falta de relevo generacional y la desaparición de áreas de trabajo, agravada por recortes presupuestarios en el MEC.

Las críticas en redes sociales, como las expresadas por usuarios en X, reflejan el desconcierto y la indignación de la ciudadanía. Algunos señalan que el cierre es consecuencia de una “pésima gestión” y una “falta de interés” del sistema político, cuestionando la imagen de Uruguay como el “país más culto de América”. 

Como usuario de la BN, doy fé de las limitantes que han puesto para el acceso de usuarios, dada la dificultad de organización del material disponible y el escaso personal disponible, se limitó el acceso de usuarios  como ser agendas previas con cupos, hasta la entrega de material de manera limitada por colocación, limitación de horarios, etc.  

Un ejemplo de ello, es que si el primer cupo disponible era a las 12 y el horario límite para pedir material era a las 14 y la entrega era de solo tres materiales por colocación, cualquier persona que precise usar cada colocación por poco tiempo y rotarla, que llevaba a 20 o 30 minutos de espera entre colocaciones, esa persona tenía enormes limitantes de tiempo. 

Algunas voces atribuyen a la crisis a recortes presupuestarios que han debilitado al MEC, dejando a la biblioteca vulnerable a problemas como la presencia de roedores que dañan el patrimonio y no faltan los reproches de los militantes o fanáticos de partidos políticos, echar culpas de una administración a la otra. 

Estas voces ciudadanas subrayan que el cierre no solo priva a los uruguayos de un espacio de lectura, sino que simboliza un retroceso en el compromiso del Estado con la educación y la cultura pero fundamentalmente lleva a un debate: El rol del Estado.

La Necesidad de Digitalización y el Rol del Aporte Privado

En la era moderna, la digitalización de materiales patrimoniales es esencial para democratizar el acceso al conocimiento y preservar colecciones frágiles. 

La BNU ha iniciado proyectos como la digitalización de prensa del siglo XIX y XX, coordinada con intendencias y bibliotecas públicas, pero el proceso depende casi exclusivamente de fondos estatales, lo que limita su alcance y velocidad. 

La digitalización no solo protege documentos al reducir su manipulación física, sino que también permite su consulta global, fomentando la investigación y la difusión cultural.

Promover aportes privados económicos puede aliviar esta carga y acelerar los proyectos de digitalización. A diferencia de las donaciones de materiales, los fondos monetarios ofrecen flexibilidad para adquirir tecnología, capacitar personal y desarrollar plataformas digitales accesibles. 

En resumen, la Biblioteca Nacional de Uruguay, con más de dos siglos de historia, es un pilar del patrimonio cultural del país, pero enfrenta el reto de modernizarse para preservar y difundir su acervo. La digitalización es una necesidad urgente en la era moderna, y los aportes privados económicos pueden desempeñar un rol crucial, como lo demuestran experiencias en Estados Unidos, México y Francia. 

Fomentar la colaboración con el sector privado no solo aliviaría la presión sobre los recursos estatales, sino que también garantizaría que el rico legado de la BNU sea accesible para las generaciones futuras, tanto en Uruguay como en el mundo.


El Fracaso Cultural del Partido Nacional y Colorado en el Siglo XXI

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El domingo 11 de Mayo se desarrollaron las elecciones departamentales y todos tienen motivos para festejar y también preocuparse.

Por el lado del Frente Amplio, otro triunfo en Montevideo y Canelones, mientras que el Partido Nacional, haber mantenido los bastiones en el interior y la CORE en conjunto, haber ganado Salto y perder por menos que otras veces en Montevideo. 

Que los Blancos y Colorados, festejen perder poco en Montevideo y ganar Intendencias de Departamentos de menos población, traducido en términos futboleros, es como que Peñarol y Nacional, festejen ganar la Copa Uruguay, mientras Liverpool gana los Campeonatos Uruguayos. 

Habiendo cerrado el quinto ciclo electoral de este siglo, es decir, elecciones nacionales y departamentales, y teniendo en cuenta factores como la importancia y la cantidad de habitantes, el ranking de importancia es: 

1) Elección nacional, 2) Elección departamental en Montevideo, 3) Elección departamental en Canelones.

De los últimos 5 ciclos electorales, tomando 3 por cada ciclo, tenemos que el Frente Amplio ganó 14 de las 15 elecciones más importantes. 

Sí, ha perdido mucho en el interior, pero en Uruguay las elecciones nacionales se disputan en un distrito único; no es un colegio electoral como en Estados Unidos ni hay elecciones provincias como en Argentina, por lo que el Frente Amplio sigue dominando electoralmente donde se concentra la mayor cantidad de gente.

Si bien, elección tras elección, el FA tiende a perder cierto caudal de votos, esto no alcanza para dar vuelta las elecciones y, salvo en 2019, cuando Cabildo Abierto captó una parte y en la segunda vuelta Lacalle Pou absorbió esos votos, la sangría de votos del Frente Amplio es poca y se derrama en votos en blanco, anulados o a partidos chicos que son tan o más de izquierda que el FA, por lo que en la segunda vuelta, prefieren al candidato del FA; donde no van es al Partido Nacional y Colorado.

Razones del fracaso electoral del Partido Nacional y Colorado

En el Uruguay del siglo XXI, los partidos tradicionales, el Partido Nacional (PN) y el Partido Colorado (PC), han enfrentado un declive electoral significativo frente al ascenso del Frente Amplio (FA), una coalición de izquierda que gobernó entre 2005 y 2020 y recuperó el poder en 2024. 

Desde mi punto de vista, este fracaso no se explica únicamente por factores coyunturales, como crisis económicas o escándalos de corrupción, sino por una incapacidad estructural para articular una batalla de ideas coherente y atractiva, combinada con un acercamiento táctico a la agenda de izquierda que diluyó sus identidades ideológicas y alienó a sus bases. 

A esto se suma el "psicopateo" constante de la izquierda, que ha logrado presionar a los sectores de centro para que adopten posturas tibias, debilitando aún más la posición de los partidos tradicionales, dejándolos en un no-lugar. 

Antes de la elección departamental, Martín Lema, el candidato por el Partido Nacional para Montevideo, dijo que la elección no se basa en ideologías sino en gestión. Esto es un error para mí en el orden, para gestionar, primero hay que ganar las elecciones y lo ideológico, da un marco y una base para la militancia y le da sostén las ideas, para tener firmeza para convencer a los indecisos que suelen definir la elección. Pero si vos no tenes ideología, no tienes convicciones y ofreces "gestionar bien" como suelen hacer los candidatos del PN y PC, nadie va a comprar algo que no está viendo en el momento. 

El declive electoral de los partidos tradicionales en un panorama histórico

El Partido Colorado, que dominó la política uruguaya durante gran parte del siglo XX, sufrió un colapso electoral en 2004, obteniendo solo el 10,50 % de los votos, su peor resultado histórico. Aunque recuperó algo de terreno en elecciones posteriores, nunca volvió a superar el 20 % en los comicios del siglo XXI (2009, 2014, 2019, 2024).

El Partido Nacional, por su parte, mantuvo una base electoral más sólida entre el 25% a 30%, ganando o perdiendo, pero su liderazgo en la Coalición Multicolor (2019-2024) no logró consolidar un proyecto de largo plazo, perdiendo las elecciones de 2024 frente al FA. 

Este retroceso contrasta con la hegemonía de ambos partidos en el siglo XX, cuando representaban los intereses de amplios sectores urbanos (PC) y rurales (PN), estructurando un bipartidismo que parecía inquebrantable.

El ascenso del FA, que capturó el poder en 2004 tras décadas de crecimiento electoral, marcó un cambio en el sistema de partidos uruguayo. Desde 1971, el FA atrajo a sectores urbanos y progresistas, incluyendo antiguos votantes colorados "batllistas" que veían en la izquierda una continuación de las políticas de justicia social impulsadas por José Batlle y Ordóñez. 

Este desplazamiento electoral, especialmente notable en Montevideo y Canelones, evidenció una crisis de identidad en los partidos tradicionales, que no supieron contrarrestar la narrativa de la izquierda.

La ausencia de una batalla de ideas por parte de los partidos tradicionales

Más allá de factores coyunturales como una crisis, escándalos de corrupción o un mal candidato, el fracaso del PN y el PC radica además en su incapacidad para ofrecer una alternativa ideológica clara basada en los principios de libertad individual, mercado libre, propiedad privada y un Estado limitado y eficiente.

En lugar de articular un proyecto que promoviera estas ideas, ambos partidos optaron por estrategias pragmáticas y oportunistas, adaptándose a la agenda progresista del FA para capturar votantes de centro. Esta táctica, lejos de fortalecerlos, erosionó su credibilidad y permitió al FA consolidarse como el referente de las demandas sociales.

El Partido Colorado, históricamente asociado al batllismo –una mezcla de liberalismo económico y políticas sociales progresistas–, abandonó gradualmente su legado liberal en favor de posturas conservadoras o ambiguas.

Durante las presidencias de Julio María Sanguinetti (1995-2000) y Jorge Batlle (2000-2005), los gobiernos del PC implementaron ajustes que, aunque alineados con el liberalismo económico, carecieron de un relato político que los legitimara ante la población. La crisis económica de 2002, que golpeó duramente a las clases medias y bajas, reforzó la percepción de que el PC estaba desconectado de las necesidades populares, abriendo espacio para el discurso redistributivo del FA. Incluso hubo contradicciones dentro de los líderes del partido, que lejos de "atraer alas de ambos lados" erosionó la credibilidad y la posibilidad de dirigir un programa consistente que diese resultados. 

Jorge Batlle apuntaba a una economía más libre mientras que Sanguinetti a un equilibrio entre esto y una economía dirigista. El resultado fue algo inocuo que no llevó a ningún lado o mejor dicho, al peor de los mundos, la crisis del 2002, que tuvo un alto costo político al Partido Colorado. 

El Partido Nacional, por su parte, mantuvo una base electoral más diversa, pero su liderazgo en la Coalición Multicolor (2019-2024) priorizó la gestión tecnocrática sobre la construcción de una narrativa. Sirve para retener Intendencias, pero no para marcar una agenda a nivel país.

Aunque el gobierno de coalición impulsó reformas como la Ley de Urgente Consideración (LUC), que incluía medidas de seguridad y liberalización económica, no logró comunicar estas políticas como parte de una visión integral de libertad y prosperidad. En cambio, el gobierno se vio atrapado en debates reactivos provocados por el FA y las inconsistencias internas de la CORE, con sectores ideológicamente más cercanos a la izquierda y la falta de convicción por parte de los actores de gobierno para sostener en el debate las medidas. 

En definitiva, el gobierno en su afán por capturar el centro, adoptaron elementos de la agenda progresista mezclada con pinceladas de apertura de mercado. El resultado fue insuficiente, las reformas dieron tímidos resultados imperceptibles y ningún progresista se vió reflejado en las pinceladas progresistas del gobierno de Lacalle, porque ya tenían en el FA su mejor gestor. El resultado se vió en las urnas, no convenció a extraños e irritó a propios.

El psicopateo de la izquierda y la captura del centro

El psicopateo es una práctica psicológica que busca manipular, intimidar o desestabilizar emocionalmente a otra persona mediante comportamientos fríos, calculadores o crueles, a menudo asociados a rasgos psicopáticos como falta de empatía o remordimiento

Un factor clave en el declive de los partidos tradicionales es lo que puede describirse como el "psicopateo" de la izquierda: una estrategia discursiva que presiona a los sectores de centro para que adopten posturas progresistas bajo la amenaza de ser etiquetados como retrógrados, elitistas o antidemocráticos. El FA, con su narrativa de justicia social, inclusión y derechos humanos, ha dominado el debate público, estableciendo los términos en los que se discuten temas como la desigualdad, el género o el medioambiente.

Esta presión ha sido particularmente efectiva en Uruguay, donde la cultura política valora el consenso y la moderación. Los partidos tradicionales, temerosos de ser percibidos como insensibles o fuera de época, han cedido terreno en temas como la despenalización del aborto, la legalización de la marihuana o las políticas de identidad, sin ofrecer una crítica liberal que defienda la autonomía individual frente a la intervención estatal.

Por ejemplo, en el debate sobre la baja de la edad de imputabilidad penal (2011-2012), el PC y el PN apoyaron mayoritariamente la medida (84 % y 73 % de sus votantes, respectivamente, según encuestas de Cifra e Interconsult), pero no lograron articularla como parte de un discurso coherente sobre seguridad y responsabilidad individual, permitiendo que el FA dominara la narrativa con un enfoque más garantista, pese a que el reclamo de la sociedad en ese momento, era de más mano dura, el FA logró que no se refleje en las urnas. Ganó una vez la narrativa, esa donde el PN y PC pierden hace mucho.

El "psicopateo" también se manifiesta en la capacidad del FA para capitalizar el descontento social. Como señala Verónica Pérez, politóloga de la Universidad de la República, la izquierda logró reconquistar en 2024 a jóvenes de clases bajas que, desencantados con la Coalición Multicolor, volvieron a verla como la defensora de sus intereses materiales. Este regreso se logró mediante una campaña cara a cara y un discurso que explotaba los escándalos del gobierno de Luis Lacalle Pou, presentando al FA como el baluarte de la "honestidad".

Mientras los números del gobierno de Lacalle Pou, si bien no eran sobresalientes, establecían una cierta estabilidad pese a la pandemia. Hubo una caída del salario real y un aumento de la pobreza entre 2020 y 2022, pero esto ocurrió en todo el mundo debido a las restricciones por la pandemia; y si los números no fueron peores, fue porque Lacalle Pou no hizo caso a las sugerencias de cuarentena obligatoria y más restricciones que pedía el FA. 

Los resultados habrían sido peores, como pasó en Argentina y en todos los países que optaron por cuarentenas estrictas. Sin embargo, la narrativa del Frente Amplio se basó en esos malos números y en atribuir al gobierno una falta de sensibilidad y mala voluntad hacia "los más vulnerables". A la salida de la pandemia, Uruguay pudo recuperar los niveles de 2019. Mediocres, sí, pero los mismos que habían sin pandemia. El gobierno de Lacalle Pou se enredó en escándalos y jamás disputó esa narrativa, lo que terminó facilitando el regreso del FA al poder.

En resumen, el fracaso electoral del Partido Nacional y Colorado en el siglo XXI refleja su incapacidad para liderar una batalla de ideas, su acercamiento táctico a la agenda de izquierda y su vulnerabilidad al "psicopateo" del FA. Para recuperar relevancia, ambos partidos deben articular un proyecto que defienda la libertad individual y el mercado como motores de progreso para los sectores vulnerables, sin temor a desafiar el consenso progresista, pero de manera convencida y no tibia o ambigua, "creo en la Libertad pero ....".

Solo así podrán reconstruir su identidad y ofrecer una alternativa creíble al electorado uruguayo, que sigue buscando respuestas al descontento generalizado con la política uruguaya, porque cada elección, lejos de generar entusiasmo, genera tristeza; y el domingo fue una muestra: todos estaban mediocremente contentos por algo, pero sin euforia.

Entrevista al candidato a Alcalde de Punta del Este, Rolando Rozenblum

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Zoom con Inaki Bratosin (Asesor de Ex- Ministro de Economia de Rumania)

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Zoom con Inaki Bratosin, asesor del Diputado (ex Ministro de Economía) Claudiu Nasui de Rumania

Tema: Trayectoria Mediática y Politica de Javier Milei
Moderador: Matias Bertucci

Traspasos Presidenciales de Uruguay: 1985-2025

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1o de marzo de 1985: Julio María Sanguinetti  

Este traspaso marcó el fin de la dictadura cívico-militar (1973-1985) y el retorno a la democracia tras las elecciones de noviembre de 1984. Sanguinetti, del Partido Colorado, asumió el cargo tras suceder al gobierno de facto.  




1o de marzo de 1990: Julio Sanguinetti  a Luis Alberto Lacalle Herrera

Lacalle Herrera, del Partido Nacional, asumió tras vencer en las elecciones de 1989, sucediendo a Sanguinetti.  

Fue el primer gobierno del Partido Nacional desde 1958.





1o de marzo de 1995: Luis Alberto Lacalle Herrera a Julio Sanguinetti  

Sanguinetti regresó al poder tras ganar las elecciones de 1994, sucediendo a Lacalle Herrera.  

Su segundo mandato consolidó al Partido Colorado como fuerza dominante en los primeros años democráticos.





1o de marzo de 2000: Julio María Sanguinetti a Jorge Batlle

Batlle, también del Partido Colorado, asumió tras las elecciones de 1999, sucediendo a Sanguinetti.  

Su victoria en un balotaje contra el Frente Amplio marcó la última presidencia colorada antes del ascenso de la izquierda.




1o de marzo de 2005: Jorge Batlle a Tabaré Vázquez  

Vázquez, del Frente Amplio, asumió tras ganar las elecciones de 2004 en primera vuelta, sucediendo a Batlle.  

Este traspaso marcó un hito histórico al ser la primera vez que el Frente Amplio llegó al poder en Uruguay, rompiendo con más de un siglo de dominio de los partidos tradicionales (Colorado y Nacional).




1o de marzo de 2010: Tabaré Vázquez  a José Mujica

Mujica, también del Frente Amplio, asumió tras las elecciones de 2009, sucediendo a Vázquez.  

La ceremonia cambió de formato: en lugar de realizarse en el Palacio Estevez, se llevó a cabo en la Plaza Independencia, iniciando una tradición que se mantuvo en traspasos posteriores.


1o de marzo de 2015: José Mujica a Tabaré Vázquez 

Vázquez regresó al poder tras vencer en las elecciones de 2014, sucediendo a Mujica.  

Su segundo mandato mantuvo la continuidad del Frente Amplio, con la ceremonia nuevamente en la Plaza Independencia.


 

1o de marzo de 2020: Tabaré Vázquez a Luis Lacalle Pou

Lacalle Pou, del Partido Nacional, asumió tras ganar las elecciones de 2019 en balotaje, sucediendo a Vázquez.  

Este traspaso marcó el fin de 15 años consecutivos de gobiernos del Frente Amplio y el retorno del Partido Nacional al poder desde 1989, con una fuerza coalición de Partidos opositores al Frente Amplio: Nacional, Colorado, Cabildo Abierto, Partido de la Gentey  Partido Independiente.

 

 

1o de marzo de 2025: Luis Lacalle Pou a Yamandú Orsi

Orsi, del Frente Amplio, asumió tras vencer en las elecciones de 2024 en balotaje contra Álvaro Delgado (Partido Nacional), sucediendo a Lacalle Pou, siendo el cuarto triunfo del Frente Amplio de las ultimas cinco elecciones nacionales.

La ceremonia tuvo lugar en la Plaza Independencia, aunque se consideró el Auditorio Nacional del Sodre como alternativa por pronósticos de lluvia. Orsi juró ante la Asamblea General y recibió la banda presidencial de Lacalle Pou, marcando el regreso de la izquierda al poder.

 



Fuentes: Consultadas, Archivo Ros Belian, Hemeroteca Palacio Legislativo






 

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